domingo, 27 de marzo de 2016

Sweet Home Oviedo!

Tras la vuelta a casa por mar a lo conde Drácula meets Vacaciones en el Mar, he pasado a ocupar una habitación de hospital que parece sacada de una peli futurista de esas en las que todo luce diáfano y automatizado.
Todo aquí mola mucho: Los ventanales dan a unas vistas increíbles del paisaje asturiano, las enfermeras son encantadoras, y se perpetúa la buena cosa esta de las comidas en la cama (a ver luego quién me saca a mí del modo romano para sentarme en una mesa normal).
Hablando de la cama, eso sí que va a ser mi perdición. ¿Habéis probado alguna vez las camas de los hospitales? Eso de que por la mañana le das a un botón y te elevas dulcemente, tipo Nosferatu, sin rictus de esfuerzo alguno en el rostro, buscando de reojo el desayuno que te espera a un lado. Y todos esos otros botones, que sospecho que bien dominados pueden conseguir coreografías ondulantes para acomodarse en las posturas más regordas y relajantes, y que hacen que la cama y no tú mismo sea el vehículo de todos tus deseos. Vamos, el clásico darle a un botón y que pasen cosas. El futuro está aquí y tiene forma de cama. Me siento como el capitán Jean Luc Picard a los mandos del Enterprise.
Por desgracia, me temo que no voy a poder invitaros a esta mi nueva nave espacial. Mañana me chutan mi primera quimio, una especie de medicina heavy metal que dejará a mi sistema defensivo al nivel del de la casa de caramelo de Hansel y Grettel. Esto implica que aquí poco menos que acordonan la zona y las antes dulces enfermeras empiezan a jurar en arameo al mínimo tráfico de visitas. En términos freaks, podemos decir que vosotros, bien intencionados visitantes, os subís un +10 en puntos de daño ante mi fortaleza de gominola, y vuestra sola presencia pasa a tener el poder, lamentablemente fuera de vuestro control, de acarrear la devastación de una invocación del mismo Cthulhu y dejar a mi sistema defensivo en puntos de cordura negativos.
Nada me apetece más que daros un achuchón enorme a todos y cada uno de vosotros, pero de aquí a un mes me toca estar en plan niño burbuja. Habrá que aplazar la fiesta de pelucas, pero en un santiamén estaré correteando con vosotros, y mientras tanto tengo libros, series y películas de sobra.
Como oficiales a bordo en esta travesía tendré en cambio al alférez Pro, el robot, y a Candy Mountain Charlie, mi unicornio de peluche, al que no tiene sentido ponerle un grado en la tripulación porque es un unicornio absurdo aunque adorable. Podéis conocer a Charlie pinchando en este enlace: https://youtu.be/W37p_TJTq0g

Gracias a todos por todo el apoyo, ánimos y buen rollo que me estáis mandando. ¡¡¡Cuando os vea en persona os voy a dar a cada uno un abrazo de oso que os dejará la forma en el cuerpo por un día entero!!!
Pero no os preocupéis que esto no es para tanto y, de hecho, ya veis que se parece sospechosamente a un Spa. Enseguida nos vemos cuando me saquen de la burbuja.
Si me veis llorar ese día, será porque me han separado de la cama de los botones. Eso es lo único que va a ser duro en todo este proceso.


3 comentarios:

  1. Eres muy divertida, saludos desde chile

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  2. Eres muy divertida, saludos desde chile

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  3. Me has hecho reír y llorar, a la vez...Eres genial y voto por la peluca tipo geisha..Un besazo enorme.

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